Con la caída de los precios de los cereales y oleaginosas se abre una gran oportunidad para la ganadería: hoy la rentabilidad por hectárea en casi todas las zonas productivas del país dan a la ganadería una clara ventaja sobre el resto de las producciones que hasta hace poco eran estrella. Este trabajo pone en números simulaciones que dejan claramente sentada la ventaja de trabajar con la ganadería, pero esta decisión no sólo debe ser una opción coyuntural de ventaja momentánea sino que se debe volver a la producción ganadera con una visión estratégica profundamente comprometida con los modelos productivos sustentables. Hacer ganadería es más rentable y garantiza una utilización del recurso tierra con un gran compromiso hacia las generaciones futuras. Aquí la investigación que da las razones acerca de porqué hoy es más rentable la ganadería.
La ganadería tiene futuro
Lic. Raúl Milano, director Ejecutivo de Rosgan.
La cadena de ganados y carnes tiene muchos actores que conforman sus eslabones, por lo general la forma histórica de funcionamiento de todos ellos no fue analizada como una acción en común sino como partes estancas que ganan al influjo de las pérdidas de otros actores.
La crisis que provocó una merma del stock ganadero de entre 10/12 millones de cabezas debe ser vista como un punto de inflexión que modifique definitivamente la forma de relacionamiento, los distintos sectores deben comprender que cuando todos agregan valor se jerarquiza en forma incremental el patrimonio de todos ellos, de forma tal que la utilidad no está en ventajas parciales sino en la acción virtuosa de una tarea asociativa que reposicione a la cadena en una nueva etapa.
La caída de los precios de los cereales y oleaginosas junto a la revalorización del dólar como moneda de transacción internacional ha producido importantes bajas en los precios de los mismos. Después de uno de los períodos más largos de precios sostenidamente altos la abundancia de oferta ante un mundo que crece en forma más lenta determinó nuevos precios, los cuales si bien no poseen los valores records que en caso de la soja la había puesto en 550 dólares corridos la tonelada, hoy rondando los 370 dólares siguen siendo buenos pero no tan rentables como otrora. Lo único que cambió en esta ecuación exitosa de los últimos años es que ahora vuelve a ser negocio solamente en la zona núcleo y no tan extendida territorialmente como había ocurrido, el flete y los rindes son dos variables demoledoras a la hora de hacer números y pone a disposición la vuelta de otros modelos de producción.
El formato histórico de explotación agropecuaria aún en la zona núcleo era mixta, con una rotación permanente que permitiera engordar el suelo con las tropas de ganado cambiando de lote en lote, con una planificación ordenada por ciclos de maíz, trigo y posteriormente de soja preservando el bien más importante que era la tierra.
El modelo económico financiero de cualquier explotación tenía un funcionamiento de caja chica con la ganadería, donde durante el año se iban vendiendo de a poco las tropas para garantizar el funcionamiento y la llegada de la cosecha era la gran caja de ahorro familiar, ese esquema económico productivo permitió durante décadas preservar ambientalmente el campo y económicamente garantizar el sustento, los precios y costo de la soja modificó totalmente el esquema y aún el asentamiento de las familias. La posibilidad de vivir de renta explotando campos heredados cambió en la zona núcleo el diseño familiar y laboral, el abandono del campo como lugar de residencia y las altas rentabilidades logradas permitieron en muchos casos modificar la pampa gringa.
Con los nuevos valores de la soja que reflejan la buena predisposición de la demanda pero por encima de ellos las abundantes cosechas en los principales países productores, todo indica que los próximos dos años los recorridos alcistas o bajistas en los precios estarán más afectados por las acciones de los fondos de inversión que por los fundamentos del mercado. Esta caída de rentabilidad en los productores debe ser vista como una nueva oportunidad para apostar a la diversificación, sin manejar esa dicotomía tan dañina de granos o carnes entendiendo que los mismos tienen una complementariedad que los convierte en una fórmula sustentable económica y ambientalmente.
Este trabajo es el resultado de un seguimiento durante más de dos años de distintos modelos parametrizados de forma tal de estar atento a las modificaciones de precios en los productos los cuales definen en función de la rentabilidad las alternativas, sin lugar a dudas que los números coyunturales no reflejan más que la foto de un momento el cual se extendió durante años en favor de la soja, pero las nuevas circunstancias muestran una realidad muy distinta y abriga la esperanza cierta de la vuelta paulatina de la ganadería. No obstante ello, preferimos ver la película completa de forma tal que los cambios no impliquen saltos al vacío, la definición de modelos mixtos de funcionamiento es más una decisión estratégica que una corazonada a la renta.
El formato de ocupación territorial de la agriculturización fue un proceso demasiado violento, de la mano de innovaciones típicamente argentinas como la siembra directa, el desarrollo y aplicación de la biotecnología, y un modelo de relacionamiento exitoso que hizo de Argentina uno de los países más eficientes en agricultura del mundo. Los cambios positivos que generó la agriculturización chocaron con algunas limitantes negativas como la depredación en algunos lugares del suelo como con la modificación de formas sociales de vida y trabajo de importantes poblaciones en el interior del país.
Pensar en la ganadería como único sinónimo de calidad sustentable sería un despropósito, pero no valorar la importancia de la radicación de mano de obra en el interior y su papel articulador de relaciones sociales estables sería ingenuo.
Debemos ver la nueva oportunidad que nos da la modificación de rentabilidades como el inicio de una nueva película productiva en el país, de la mano de la integración de las dos producciones la agrícola y la pecuaria. La oferta agroalimentaria dará más oportunidades de abastecimiento al mundo, logrando convertir cada una de nuestras materias primas en productos con valor agregado que lleguen directamente a la góndola. Argentina debe aprovechar la oportunidad de ser el supermercado del mundo junto a otros países de Sudamérica aprovechando la suerte de ser el único reservorio mundial de aguas dulces y tierras del planeta capaz de proveer alimentos en abundancia.
Argentina posee uno de los rodeos británicos más grande del mundo dándole una calidad genética a su producción de carne que es altamente valorada, así mismo el desarrollo de razas sintéticas sobre la base de británicos permitió dotar a amplias provincias extrapampeanas con animales de una excelente contextura que modificó favorablemente el rodeo permitiendo tener un stock ganadero casi de excelencia. El valor de la calidad genética no es un ítem más a tener en cuenta sino que es el elemento distintivo que hace que Argentina sea diferente a buenos productores como hoy lo son Brasil y Paraguay. Nosotros nos diferenciamos por la calidad y otros se diferencian por la cantidad.
Poseer un stock ganadero diezmado pero aún importante, un expertise en toda su cadena obtenido durante más de cien largos años de producción responsable, que supo abastecer a las mejores cadenas de restaurantes de los principales países del mundo. Estos atributos hacen que la ganadería vuelva a ser una oportunidad de poner rápidamente en marcha, existen pocas producciones que puedan responder tan velozmente a los requerimientos de una demanda como la ganadería. Su ciclo biológico es solamente una limitante que tiene tanto valor como la necesidad de políticas claras y permanentes, lo único que el sector necesita es que su funcionamiento sea el resultado de las fuerzas del mercado sin requerir ningún subsidio especial, la ganadería no tiene costo para el país solamente por la oportunidades perdidas.
El nuevo modelo de funcionamiento en la cadena debe incluir necesariamente la incorporación de nuevos actores al sector, debemos tener una visión amplia que permite a quienes están por fuera del sector incorporarse y dinamizarlo, la nueva etapa requiere no sólo el expertise de todos sus productores sino una importante inyección de inversiones que permita capitalizar al sector. La cadena históricamente no ha tenido una buena imagen y gran parte de la misma ha sido resultado de una comunicación tendenciosa y de claros vicios de funcionamiento especialmente en el dedicado al consumo interno, la actualidad obliga a dar más transparencia premiando a quienes trabajan correctamente en un sector que moviliza importantes masas de dinero.
En honor de las decenas de miles de productores honestos y que todos los días trabajan orgullosos de la calidad de sus rodeos, en las Casas Consignatarias que han cumplido fielmente durante décadas sus compromisos de intermediación, en la industria frigorífica que posee estándares internacionales de calidad trazando toda su mercadería penetrando los mercados más difíciles. Llegó el momento del salto cualitativo del sector, deberá incorporar a sus habituales herramientas formatos que el sector agrícola posee desde hace décadas, forward ganadero, warrant ganadero y fideicomisos ganaderos. El nuevo proceso se asienta más en especialización de aspectos financieros y comerciales, sin restar todo lo que se hace bien de la tranquera para adentro, pero el futuro pasa de la tranquera hacia afuera, la diferencia no sólo está en sus paquetes tecnológicos de pasturas, inseminación, genética, sino que ahora la diferencia estará en el manejo del flujo de fondos, procesos de comercialización, formatos de integración, etc.
El trabajo que se desarrolla a continuación tiene por objetivo poner en números los márgenes que ha logrado la ganadería a través de su recomposición de precios junto a la caída de los valores de los productos sustitutos en la utilización de la tierra. La ganadería y la soja son complementarias para un uso más eficiente y sustentable de la tierra, la rentabilidad social es más importante que la rentabilidad individual en el largo plazo.
La ganadería argentina: Oportunidades de un negocio rentable
Juan Carlos Porstmann, Magister. Ingeniero Agrónomo. Profesor Área Económica, Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad Nacional de Rosario.
La ganadería argentina enfrenta la oportunidad de aprovechar la excelente demanda de los mercados internacionales. A la ya conocida Cuota Hilton, se suman la Cuota 481 (también con destino a la Unión Europea), China, Rusia, Estados Unidos y Canadá entre otros destinos.
El panorama de exportación luce alentador. La expectativa de que la ganadería vuelva a ser una actividad competitiva frente a la agricultura de bajos rendimientos y alto riesgo de zonas marginales, vuelve a plantearnos interrogantes y buscar respuestas. ¿Puede competir en términos económicos la ganadería en combinación con rotaciones agrícolas? ¿Qué nivel de productividad debemos lograr o cuán eficiente deben ser los sistemas de producción de carne? ¿Qué sistemas de producción generan mayores márgenes? ¿Cuál es el nivel de inversión y cuál la rentabilidad del capital para poner en marcha un proyecto ganadero?
Para estudiar en profundidad los aspectos económicos de la producción de carne bovina en la actualidad, se seleccionan tres modelos productivos: Cría, Invernada y Ciclo Completo en comparación con Soja de Primera. A fin de establecer los niveles de productividad se toma como zona de referencia la región centro-este de la provincia de Córdoba, en campos de aptitud mixta, donde a partir de la última década el avance de la frontera agrícola los trasformó en cultivos de Soja.
En los planteos de producción de carne se observan múltiples alternativas de alimentación, desde las más intensivas como el Feedlot, sus combinaciones con terminación en corrales de engorde o al contrario, corral de inicio y terminación a campo, hasta los sistemas más clásicos de invernada a campo con o sin suplementación energética en la fase final. Esta primera etapa de estudios económicos se plantea comparar los resultados económicos de las alternativas clásicas de producción a campo sobre pasturas implantadas con los de Soja de primera en tierras de igual capacidad productiva.
Principales datos técnicos y económicos
A partir de la caracterización de cada modelo productivo se estima el Margen Bruto anual, que surge de restar a los Ingresos directos los Costos directos de producción. Los Ingresos directos son el resultado del valor de la producción menos los gastos de comercialización de venta incluidos los fletes. Los Costos directos en ganadería incluyen personal, alimentación (renovación y mantenimiento de pasturas perennes, siembra de verdeos de invierno, confección de rollos y suplementación con balanceado), sanidad, conservación de mejoras, compras de hacienda y gastos de comercialización de compra. En cuanto al cultivo de soja de primera, se restan los costos de labores contratadas, semillas, herbicidas, insecticidas, inoculante, fertilizante y cosecha contratada.
Los Resultados económicos para el cálculo de los Márgenes se proyectan en pesos (ARS) y la rentabilidad de los proyectos de inversión en dólares (USD), a moneda constante, antes de impuestos, a precios de octubre de 2014. En el caso particular del grano de Soja, el precio refleja una leve expectativa alcista, en comparación con los valores actuales. El tipo de cambio utilizado para la conversión de pesos a dólares es 8,47.
Margen bruto de la actividades
A los niveles de productividad y precios estimados, todos los planteos ganaderos del estudio arrojan resultados económicos competitivos con respecto a la producción de Soja. El mayor Margen Bruto lo presenta la Cría producto de los buenos precios de venta de los terneros para invernada, que reflejan las expectativas de mayores negocios de exportación y de una menor oferta, sumada a la eficiencia técnica en función de la calidad de los recursos planteada en el modelo. Esta oportunidad de la Cría se traduce en una amenaza de la Invernada, que a iguales niveles de eficiencia técnica no compite con la Cría. Esto se explica en parte por la alta relación de precios entre compra (terneros) y venta (novillos). Este valor en la actualidad es del 36%, uno de los más altos de los últimos 20 años, en el cual el promedio de la serie (1995-2014) es de 11,6%, siendo el valor medio de los últimos 5 años (2010-2014), a partir del cual se revierte la fase de la crisis ganadera, de 20,1%.
El sistema de Ciclo Completo se ubica en una posición inferior a la Cría. La ventaja económica de esta alternativa es el ahorro de gastos de comercialización de venta del ternero por parte de la Cría y de compra por parte de la Invernada. Otras ventajas muy importantes son el autoabastecimiento de terneros (oportunidad y calidad) y la diversificación del riesgo técnico y de mercado por la combinación de dos actividades.
El rendimiento de indiferencia de la Soja, a partir del cual iguala en términos de Margen bruto a la actividad Cría es de 3.690 kg/ha para la región en estudio. En el caso de Invernada 2.560 kg/ha y para Ciclo Completo 3.510 kg/ha.
La segunda parte de este estudio evalúa en términos financieros la rentabilidad de las inversiones necesarias para ejecutar un proyecto de producción de carne bovina de característica técnicas similares a las que se analizaron en el cálculo del Margen Bruto, siendo la escala de los proyectos de 500 ha. En esta instancia nos preguntamos si ¿el mayor margen de la Cría compensará el mayor nivel de inversión en vientres con respecto a un planteo de invernada de menor margen, en iguales condiciones de recursos y eficiencia técnica?
Para ello se plantea un modelo de negocio tomando tierra en arrendamiento por el valor anual equivalente a 7 quintales de soja por hectárea (99,4 kg de novillo/ha/año). Se simulan los ciclos productivos de cada actividad (dinámica del rodeo) utilizado para proyectar el flujo de fondos financiero de los proyectos (Inversiones, ingresos y egresos) a un plazo de 5 años, a partir del cual finalizan, recuperando el valor del capital hacienda remanente.
La inversión inicial incluye la compra de hacienda y los gastos de compra, la siembra de pasturas, el primer verdeo de invierno y el primer pago del alquiler de la tierra. Los egresos anuales suman personal, sanidad, henificación, verdeos, suplementación en engorde, reposición de hacienda (reproductores o terneros), reparación de mejoras y gastos de estructura e imprevistos, entre otros. Los ingresos consideran las ventas de la producción neta de mortandad y desbaste, descontados los gastos de comercialización y flete. Se suma también el margen de la actividad Soja de primera en rotación con el verdeo de invierno aprovechado por la ganadería. La actividad Ciclo Completo sólo inverna los terneros machos, vendiendo las hembras después del destete.
Se proyecta un contexto (Escenario I) de precios futuros para la hacienda con un incremento del 5% anual en términos reales por efecto de las expectativas de exportación. Para la soja se estima un único incremento del 10% a partir del segundo año bajo la hipótesis de una disminución del nivel de retenciones a las exportaciones de soja. Por último el modelo no considera en la proyección del flujo de fondos restricciones financieras ni el financiamiento para realizar las inversiones.
En este segundo análisis, para la evaluación económica de los proyectos de inversión, se emplean medidas financieras que contemplan el costo de oportunidad de los factores (tasa r) tales como TIR (Tasa Interna de Retorno) y el Valor Actual Neto (VAN). Dónde VAN = – Inversión inicial ∑ BN / (1+r)i para i variando entre 1 y n. Siendo BN el Beneficio Neto de costos que genera el proyecto y r la tasa de descuento, utilizándose en este caso una tasa real anual del 8,0% como costo de oportunidad del capital. La regla establece que la inversión será rentable sólo si el VAN que genera es positivo (es decir que el proyecto es viable si genera un excedente luego de cubrir los egresos, las inversiones y el costo de oportunidad del capital inmovilizado). La TIR es un índice de rentabilidad ampliamente aceptado que se define como la tasa de interés que reduce a cero el VAN. Es conveniente realizar la inversión cuando la TIR es mayor al costo de oportunidad.
Evaluación financiera de las proyectos de inversión
Los resultados obtenidos en la evaluación financiera de los proyectos son favorables en los tres modelos. Los valores de VAN son positivos y los de TIR superan en todos los casos el costo de oportunidad del capital. La conclusión sigue el mismo patrón que en el análisis del Margen bruto, en primer lugar el proyecto Cría con el mayor VAN, en segundo lugar el proyecto Ciclo Completo y por último Invernada. En términos de rentabilidad (TIR), Invernada presenta el mayor valor (19,4%) al mismo tiempo que presenta la menor inversión inicial.
A partir de los resultados obtenidos en el modelo Escenario I, se realiza un análisis de sensibilidad para identificar las variables de mayor peso en la definición de los valores de cada proyecto y su impacto en el resultado final. Además, se estima para las dos variables más relevantes de cada alternativa, la tasa de aumento o disminución máxima que soporta el proyecto con respecto al valor estimado originalmente, antes de ser negativo, es decir cuando el VAN es igual a cero y la TIR al costo de oportunidad. De esta forma se pueden prever los límites que marca cada variable en forma individual, a partir del cual el proyecto puede ser aceptado o desechado.
En los tres casos el precio de la hacienda y el monto de inversión inicial presentan el mayor peso en el valor de los proyectos, superando las variables de eficiencia técnica. En el caso particular de Invernada la relación de precios ternero/novillo es la más importante.
Si evaluamos los proyectos de inversión neutralizando los incrementos de precios esperados en la hacienda y en el grano de soja (Escenario II), las actividades también presentan valores positivos y mayores al costo de oportunidad.
La relación de precios entre la ganadería y la agricultura, sumados a las expectativas de mejores precios en términos reales por efecto de las exportaciones, es favorable para la producción de carne. Definitivamente restan señales claras con respecto a cambios en la política ganadera que permita consolidar la expansión del sector. Los incentivos económicos se muestran alentadores para movilizar el flujo de inversiones hacia la ganadería bovina de productividad media-alta, compitiendo por el uso de los recursos frente a la agricultura extensiva fuera de la zona núcleo. A partir de estos resultados, producto de un modelo simplificado de la realidad, cada productor inversionista deberá calcular sus propios resultados económicos y enfrentar el proceso de decisión. La oportunidad llegó, el desafío es nuestro.