El ganadero argentino está ante unos de los escenarios más favorables de las últimas décadas

Argentina es un país muy difícil de entender por quienes vienen del exterior y tratan de comprender los vaivenes económicos que aquí ocurren. Cómo explicarles que en el último bimestre del año pasado la hacienda en el Mercado de Liniers tuvo un incremento de más del 30%, y que un año después con casi un 40% de inflación no sólo no creció sino que se redujo su precio casi un 10% en casi todas las categorías. Por supuesto que a veces el problema no es explicarles a los de afuera, sino principalmente a los de adentro, al fin y al cabo somos todos los que vivimos de la cadena de ganados y carnes y tenemos todo nuestro futuro depositado en ella.

 

Desde Rosgan, siempre hacemos reflexiones y análisis que involucren el futuro porque respecto del pasado ya lo tenemos en el diario del lunes. Cualquiera de nuestras interpretaciones no tienen más que el objetivo de poder aportar ideas y datos que den mayor previsibilidad a nuestros actores.

 

Muchos meses atrás estuvimos diciendo que para el final del año existiría una oferta abundante de hacienda en los mercados del gordo, pero esto también hay que analizarlo desde la demanda. Claramente hay una demanda débil de carne roja sustituida por otras carnes, por lo cual debemos decir que tal vez la oferta no es grande sino que la demanda es chica.

 

Esperando la exportación

Primer meollo a tener en cuenta en un país hasta ahora fuertemente dedicado al mercado interno es que hasta que no traccione la exportación los precios seguirán amesetados con pequeños serruchos estacionales. Lo que uno prevé para el 2017 es que la demanda de carne roja tendrá un crecimiento módico que en cualquiera de los escenarios podrá crecer hasta 60 kilos per cápita anual, este crecimiento motorizado por la recuperación de ingresos en un año electoral dará un aire para recuperar algunas relaciones económicas bastante castigadas.

 

Lo que la coyuntura marca es que a pesar de todos los títulos rimbombantes respecto de la expectativa que había para este año, los precios al criador han sido cuanto menos neutros, tener valores menores a un año atrás no es estar mejor, es haber perdido en términos reales contra la inflación. Por supuesto que todos debemos recordar que este ha sido uno de los sectores más privilegiados desde el punto de inflexión de fines del 2010.

 

Argentina va recuperando poco a poco su stock resultado de una fuerte retención de vientres y ha comenzado en forma lenta un incipiente aumento de los kilos producidos que llevará a incrementar los kilos faenados, esto quiere decir que aún con casi la misma cantidad de animales faenados tenemos mayor cantidad de kilos a disposición del consumo y la exportación.

 

En estos momentos es cuando es preciso entender el ciclo biológico largo de la ganadería diferente al resto de las producciones agropecuarias. La ganadería posee tiempos que otros no tienen, si el año que viene cuando se realice la vacunación contra la aftosa  se llega a 54 millones de cabezas muchos pensarán que al final tener una mayor producción es un problema.

 

El rol de los criadores

Por supuesto que ninguno de los actores de este año escatimaron esfuerzos para mejorar sus planteles, los precios de los remates de cabaña marcaron la alta expectativa que hay en el sector que debemos acompañar para que este proceso virtuoso no se malogre, por ello hay que fijar objetivos de mediano y largo plazo.

 

Seguramente para el criador que sobrevivió a la pérdida de las más de 10 millones de cabezas los años posteriores significaron una gran recuperación vía precios: en octubre de 2008 cuando comenzamos con Rosgan el precio promedio del ternero macho era de $3 y en diciembre de 2015 el precio promedio era de $37. El criador tuvo durante este período una gran crecimiento de su capital y de su activo vía precios, lo cual permitió la recomposición del stock como hoy estamos viendo. Pero la rentabilidad debería ser el resultado de cantidad y precio, nuestra inteligencia será saber en cuál de los escenarios estamos actualmente, es imposible imaginar que los altos precios vividos resultados de la desaparición de una oferta de más de 10 millones de cabezas se puede repetir.

 

Una nueva oportunidad

En la actualidad tener una mayor cantidad de hacienda no es un problema sino que es una gran oportunidad, porque mientras se acorten los plazos para la demanda excedente de la exportación es un buen momento para pensar en cómo hacer eficiente todas nuestras explotaciones, no repitamos el ejemplo de otros sectores que prefieren un país cerrado con un mercado cautivo con precios de sus productos que duplican o triplican los de otros países.

 

El ganadero argentino está ante unos de los escenarios más favorables a futuro de las últimas décadas, convertido en uno de los pocos reservorios que puedan abastecer carne al mundo, con una acción oficial de acompañamiento y reapertura de mercado otrora abandonados, de nuestra acción responsable depende nuestro futuro, debemos trabajar en transparentar cada vez más nuestros sistemas para que no haya grises, solamente falta un año de transición para que la Argentina vuelva a ser mayor proveedor mundial de carnes y cortes de alta calidad. El 2018 marcará el comienzo de nuestros mayores volúmenes de exportación permitiendo comenzar un ciclo virtuoso que derramará en toda la cadena favorablemente*.

 

*Este artículo fue escrito por Lic. Raúl Milano, director Ejecutivo de Rosgan.